Por César Villalona
1. Los resultados electorales representan una importante victoria para el PSUV y sus aliados, no solo por haber ganado en el 77% de las gobernaciones y en el 85% de las alcaldías disputadas, sino porque elevaron su votación en un 25% con respecto al Referendo del año pasado.
2. Las fuerzas revolucionarias, encabezadas por el PSUV, obtuvieron el 57% de los votos para las gobernaciones y el 76% de los votos para las alcaldías. Esos porcentajes superan el obtenido por el presidente Hugo Chávez (56%) durante su primera victoria electoral, en 1998.
3. Las fuerzas revolucionarias aumentaron la votación en todos los Estados y obtuvieron 17 gobernaciones, que sumadas a la de Amazonas (bajo control del PPT), hacen 18, una más que las que tenían antes de las elecciones, pues hay que recordar que a los dos gobernadores de la oposición se le habían sumado dos del partido PODEMOS y que otros dos gobernadores habían sido expulsados del PSUV. O sea, que en la oposición había 6 gobernadores y ahora hay 5, aunque es indudable que la oposición ganó en Estados con mucha importancia política y económica.
4. Las fuerzas revolucionarias elevaron la cantidad de alcaldías ganadas. Incluso ganaron más alcaldías que la oposición en los cinco Estados donde ésta ganó las gobernaciones.
5. Lo esencial de los resultados electorales es que la curva del proceso revolucionario, en vez de descender, como esperaba la derecha tras el Referendo de 2007, repuntó en un 25%. Quien redujo la votación fue la oposición, en un 8%. La oposición también redujo la cantidad de alcaldías que controlaba.
6. En el Referendo de 2007, casi tres millones de personas que un año antes habían votado a favor de Chávez (en las elecciones presidenciales de 2006), se quedaron en sus casas y no votaron ni a favor ni en contra de la reforma constitucional. Por eso ganó el No a la reforma. Pero el 23 de noviembre pasado, poco más de un millón de las personas que en diciembre no votaron, apoyaron a los candidatos y las candidatas del PSUV y las organizaciones aliadas.
7. La derecha tuvo algunos logros no despreciables, como las victorias en la Alcaldía Mayor, en los Estados de Miranda, Carabobo y Táchira, y en los municipos de Maracaibo y Sucre. Algunos de esos centros de poder son estratégicos, como el Estado de Táchira, que podría convertirse en un nido de los paramilitares colombianos. Sin embargo, que la derecha gane gobernaciones y muncipios importantes no tiene nada de curioso, pues ella representa el 40% del electorado. En algunas elecciones ha obtenido más de ahí y en otras menos, pero en promedio ese es su caudal electoral.
8. Si la derecha tiene a su favor un 40% del electorado, ello debe reflejarse en determinados espacios de poder. ¿O es que el PSUV debe ganar en todos los Estados y municipios del país? Eso es imposible donde compiten casi 200 organizaciones políticas y sociales.
9. Si algo quedó claro en estas elecciones es que el Referendo de 2007 no constituyó una derrota estratégica, pues de haber sido así el proceso revolucionario hubiera experimentado un descenso peligroso, en respaldo popular y en capacidad de aplicar sus políticas. Y eso no ocurrió, pues, entre otras cosas, en el 2008 se aprobaron las leyes habilitantes, se avanzó en la construcción del PSUV, se fortalecieron y ampliaron las relaciones internacionales, se desarrollaron los consejos cumunales y se nacionalizaron empresas claves, como las de cemento y acero y el Banco Santander. Y ahora se suma una importante victoria electoral.
10. Los retos para la revolución son muchos. Es indudable que el gobierno y las fuerzas revolucionarias deben garantizar el proyecto de desarrollo de largo plazo, pero también deben mostrar logros en aspectos que afectan la vida diaria de la población, principalmente la inflación, la delincuencia (incluida la corrupcción) y la deficiencia en algunas áreas de la gestión pública. 26 de noviembre de 2008.
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