jueves, 27 de noviembre de 2008

ESPECIAL PARA FRENADESO NOTICIAS PANAMÁ




VAN SIETE MUERTOS Y 30 MIL DAMNIFICADOS EN MEDIO DE LAS INUNDACIONES: Torrijos viaja a España y desalojan a familias indigenas en boquete.

Martín Torrijos, junto a su esposa y una amplia comitiva, se han ido de paseo a España para rendirle pleitesías a los reyes de España y así codearse con la aristocracia y salir retratado en las páginas de las llamadas revistas de sociedad, para lo cual se informa han pagado su respectivo espacio.


Torrijos lleva casi 80 viajes en sus 50 meses de gobierno. Y por lo visto, en sus últimos meses al frente del Ejecutivo no va a desaprovechar oportunidad alguna para seguir viajando, pase lo que pase. Y es que no le ha importado en lo más mínimo la tragedia que viven nuestros hermanos de Chiriquí y Bocas del Toro, víctimas de inundaciones sin precedentes que han dejado hasta el momento 7 muertos, numerosos heridos, más de 30 mil damnificados y grandes destrozos. Todavía la ayuda no ha podido llegar a Bocas del Toro pues la provincia se encuentra totalmente incomunicada por aire, mar y tierra.


Se desconoce cuánto le costará al erario público esta última extravagancia de la pareja presidencial. Pero de seguro ese dinero bien hubiera ayudado a paliar en gran medida las grandes necesidades de los damnificados. Ya dirán que gracias a este viaje se han conseguido importantes donaciones de España. Sin embargo, ello se hubiera logrado sin poner un solo pie fuera del país y sin gastar un solo centavo en viajes. Este hecho revela la catadura moral de nuestros gobernantes, cuyos intereses están fuera de nuestra Patria, como lo demuestran los grandes negociados personales que mantiene en República Dominicana y otros lares, manejados, entre otros, por Luis Blanco y Rafael Mezquita, quienes a propósito, han sido nombrados en los últimos días en puestos claves del gobierno.


El cinismo y la indolencia de las autoridades en medio de la tragedia los podemos encontrar en el siguiente hecho: El 14 de diciembre de 2007, nueve familias indígenas, incluidos 15 niños, fueron lanzadas de la Finca Odonell en Boquete, después de haber trabajado allí por más de 10 años. El empleador no les pagó sus prestaciones laborales a que tienen derecho, sin embargo en complicidad con las autoridades, lograron desalojar a estas familias, destruyendo todos sus bienes, en plena navidad del 2007. Bajo la lluvia y el frío de la noche, bajo un plástico, han permanecido frente a los albergues de esta finca, resistiendo entre la pobreza y el olvido, en espera del pronunciamiento de los tribunales. Hoy, las amenazas verbales por destruirle su humilde albergue, se cumplieron. Aprovechando la crecida de los ríos y las fuertes lluvias del 22 de noviembre, la policía y algunos funcionarios de confianza de la empresa, destrozaron todo y les llevaron partes de sus bienes, los que hasta la fecha no han podido recuperar.


Así actúan los patronos amparados por las autoridades. Así se aprovechan de las tragedias del pueblo. Mientras tanto, Martín Torrijos, vuela… vuela.

Patas para Arriba


Eduardo Galeano 1999


¿Qué tal si deliramos, por un ratito? Vamos a clavar los ojos más allá de la infamia, para adivinar otro mundo posible: el aire estará limpio de todo veneno que no venga de los miedos humanos y de las humanas pasiones; en las calles, los automóviles serán aplastados por los perros; la gente no será manejada por el automóvil, ni será programada por la computadora, ni será comprada por el supermercado, ni será mirada por el televisor; el televisor dejará de ser el miembro más importante de la familia, y será tratado como la plancha o el lavarropas; la gente trabajará para vivir, en lugar de vivir para trabajar; se incorporará a los códigos penales el delito de estupidez, que cometen quienes viven por tener o por ganar, en vez de vivir por vivir nomás, como canta el pájaro sin saber que canta y como juegan el niño sin saber que juega; en ningún país irán presos los muchachos que se nieguen a cumplir el servicio militar; si no los que quieran cumplirlo; los economistas no llamarán nivel de vida al nivel de consumo, ni llamarán calidad de vida a la cantidad de cosas; los cocineros no creerán que a las langostas les encanta que las hiervan vivas; los historiadores no creerán que a los países les encanta ser invadidos; los políticos no creerán que la los pobres les encanta comer promesas; la solemnidad se dejará de creer que es una virtud, y nadie tomará en serio a nadie que no sea capaz de tomarse el pelo; la muerte y el dinero perderán sus mágicos poderes, y ni por defunción ni por fortuna se convertirá el canalla en virtuoso caballero; nadie será considerado héroe ni tonto por hacer lo que cree justo en lugar de hacer lo que más le conviene; el mundo ya no estará en guerra contra los pobres, sino contra la pobreza, y la industria militar no tendrá más remedio que declararse en quiebra; la comida no será mercancía, ni la comunicación un negocio, porque la comida y la comunicación son derechos humanos; nadie morirá de hambre, porque nadie morirá de indigestión; los niños de la calle no serán tratados como basura, porque no habrá niños de la calle; los niños ricos no serán tratados como si fueran dinero, porque no habrá niños ricos; la educación no será el privilegio de quienes puedan pagarla; la policía no será la maldición de quienes no puedan comprarla; la justicia y la libertad, hermanas siamesas condenadas a vivir separadas, volverán a juntarse, bien pegaditas, espalda con espalda; una mujer, negra, será presidenta de Brasil y otra mujer, negra, será presidenta de los Estados Unidos de América, una mujer india, gobernará Guatemala y otra Perú; en Argentina, las locas de Plaza de Mayo serán un ejemplo de salud mental, porque ellas se negaron a olvidar los tiempos de la amnesia obligatoria; la Santa Madre Iglesia corregirá las erratas de las tablas de Moisés, y el sexto mandamiento ordenará festejar el cuerpo; la Iglesia también dictará otro mandamiento, que se le había olvidado a Dios: "Amarás a la naturaleza, de la que formas partes"; serán reforestados los desiertos del mundo y los desiertos del alma; los desesperados serán esperados y los perdidos serán encontrados, porque ellos son los que se desesperaron de tanto esperar y los que se perdieron de tanto buscar; seremos compatriotas y contemporáneos de todos los que tengan voluntad de justicia y voluntad de justicia y voluntad de belleza, hayan nacido donde hayan nacido y hayan vivido cuando hayan vivido, sin que importen ni un poquito las fronteras del mapa o del tiempo; la perfección seguirá siendo el aburrido privilegio de los dioses, pero en este mundo chambón y jodido, cada noche será vivida como si fuera la última y cada día como si fuera el primero.

Reflexiones del compañero Fidel!



Mañana será un día de gran importancia. La opinión mundial estará atenta de lo que en Estados Unidos ocurra con las elecciones. Se trata de la nación más poderosa del planeta. Con menos del 5 por ciento de la población del mundo succiona cada año enormes cantidades de petróleo y gas, minerales, materias primas, bienes de consumo y productos sofisticados procedentes del exterior; muchos de ellos, en especial los combustibles y los extraídos de las minas, que no son renovables.Es el mayor productor y exportador de armas. El complejo militar industrial cuenta, además, con un insaciable mercado en el propio país. Sus fuerzas aéreas y navales se concentran en decenas de bases militares ubicadas en el territorio de otras naciones.


Los cohetes estratégicos de Estados Unidos, portadores de cabezas nucleares, pueden alcanzar con total precisión cualquier punto del mundo.Muchas de las mejores inteligencias del planeta son sustraídas de sus países de origen y puestas al servicio del sistema.



Es un imperio parasitario y saqueador.Como se conoce, la población negra introducida a través de la esclavitud en el territorio de Estados Unidos a lo largo de siglos, es víctima de una fuerte discriminación racial.Obama, candidato demócrata, es en parte de origen negro, y en él predominan el color oscuro y otros rasgos físicos de dicha raza. Pudo estudiar en un centro de educación superior donde se graduó con notas brillantes. Es sin duda más inteligente, culto y ecuánime que su adversario republicano.Analizo las elecciones de mañana cuando el mundo sufre una grave crisis financiera, la peor desde los años 30, entre otras muchas que a lo largo de más de tres cuartos de siglo han afectado seriamente la economía de numerosos países.Los órganos internacionales de prensa, los analistas y comentaristas políticos, emplean parte del tiempo en el tema.



Se considera a Obama como el mejor orador político de Estados Unidos en las últimas décadas. Su compatriota Toni Morrison, Premio Nobel de Literatura del año 1993, la primera de su etnia nacida en Estados Unidos que obtiene ese laureado título, y excelente escritora, lo califica de futuro Presidente y poeta de esa nación.He observado la lucha entre ambos contendientes. El candidato negro, que tanto asombró al obtener su nominación en la pugna frente a fuertes adversarios, tiene bien articuladas sus ideas y golpea una y otra vez con ellas en la mente de los votantes. No vacila en afirmar que por encima de todo, más que republicanos y demócratas, son estadounidenses, ciudadanos que califica como los más productivos del mundo; que reducirá los impuestos a la clase media, en la que incluye a casi todos; los eliminará a los más pobres, y los elevará a los más ricos. Los ingresos no estarán destinados a salvar a los bancos.Reitera una y otra vez que los gastos ruinosos de la guerra de Bush en Iraq no deben ser costeados por los contribuyentes norteamericanos.


Le pondrá fin y traerá de regreso a los soldados de Estados Unidos. Tal vez tuvo presente que ese país nada tuvo que ver con los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001. Ha costado la sangre de miles de soldados de Estados Unidos, muertos o heridos en los combates, y más de un millón de vidas a esa nación musulmana. Fue una guerra de conquista impuesta por el imperio en busca de petróleo.Ante la crisis financiera desatada y sus consecuencias, a los ciudadanos norteamericanos les preocupa más en estos instantes la economía que la guerra de Iraq. Los atormenta la preocupación por sus puestos de trabajo, la seguridad de los ahorros depositados en los bancos, los fondos de jubilación; el temor de perder el poder adquisitivo de su dinero y las viviendas donde residen con sus familiares. Desean la seguridad de recibir en cualquier circunstancia los servicios médicos adecuados y la garantía del derecho a que sus hijos reciban educación superior.


Obama es desafiante, pienso que ha corrido y correrá crecientes riesgos en el país donde un extremista puede adquirir por ley un arma sofisticada moderna en cualquier esquina como en la primera mitad del siglo XVIII al Oeste del territorio de Estados Unidos.


Apoya su sistema y se apoyará en él. La preocupación por los agobiantes problemas del mundo no ocupan realmente un lugar importante en la mente de Obama, y mucho menos en la del candidato que, como piloto de guerra, descargó decenas de toneladas de bombas sobre la ciudad de Hanoi, a más de 15 mil kilómetros de Washington, sin remordimiento alguno de conciencia.Cuando el pasado jueves 30 le escribí a Lula, además de lo que conté en la reflexión del 31 de octubre, le expresé textualmente en mi carta: "El racismo y la discriminación existen en la sociedad estadounidense desde que nació, hace más de dos siglos. Negros y latinoamericanos han sido allí siempre discriminados. Sus ciudadanos fueron educados en el consumismo.


La humanidad está objetivamente amenazada por sus armas de exterminio masivo.""Al pueblo de Estados Unidos le preocupa más la economía que la guerra de Iraq. McCain es viejo, belicoso, inculto, poco inteligente y sin salud."Finalmente le añadí: "Si mis cálculos estuvieran equivocados, el racismo de todas formas se impusiera y el candidato republicano obtuviese la Presidencia, el peligro de guerra se incrementaría y las oportunidades de los pueblos para salir adelante se reducirían. A pesar de todo, hay que luchar y crear conciencia sobre esto, gane quien gane esas elecciones."Cuando esta opinión que sostengo se publique mañana, nadie tendrá ya tiempo para decir que escribí algo que pueda ser utilizado por alguno de los candidatos en favor de su campaña.


Debía ser, y he sido, neutral en la contienda electoral. No es "una injerencia en los asuntos internos de Estados Unidos", como diría el Departamento de Estado, tan respetuoso de la soberanía de los demás países.


Fidel Castro RuzNoviembre 3 de 20084 y 10 p.m.

La Crisis de la Ideología de Mercado y el Regreso de la Política Ambiental


Eduardo Gudynas


ALAI AMLATINA, 04/11/2008, Montevideo.- La actual debacle económica global ha puesto en serio cuestionamiento las ideas convencionales sobre el mercado. Su ampliación abusiva, la creación de nuevos instrumentos financieros, y la ausencia de regulaciones amparando la especulación, han llegado a su propio límite.


Pero un aspecto que está pasando desapercibido es que este colapso de las ideas convencionales también tiene una dimensión ambiental, la que debería ser abordada cuanto antes. Las posturas ortodoxas que crearon los instrumentos derivados y los mercados a futuro, han sido las mismas que promovieron la ampliación del concepto de mercadería hasta incluir a la Naturaleza bajo la forma de los llamados “bienes y servicios ambientales”. Surgió el rótulo “capital natural” y proliferaron los métodos para calcular el precio de las plantas, los animales, y hasta de los ciclos ecológicos.



La Naturaleza, ahora dividida en partes, no sólo debía estar revestida de precios sino que también debía contar con dueños, y por lo tanto se ampliaron los regímenes de derechos de propiedad. De esta manera se cerró un círculo de que permitió acorralar a la Naturaleza en el mercado.


La consecuencia fue la desaparición de las políticas ambientales como políticas, para ser suplantadas por una gestión ecológica orientada por los análisis de costos y beneficios económicos. Se crearon nichos “verdes” en los mercados y se inventaron instrumentos financieros ambientales. El ejemplo más reciente es el mercado para “créditos” de carbono como instrumentos de lucha contra el calentamiento global. Se aseguraba a las empresas un incentivo económico para que no contaminaran, sin poner bajo cuestión la esencia de sus procesos productivos y sus impactos. En ese mercado, los países del sur terminaban reforzando su papel subordinado al aceptar el dinero de esos créditos de carbono, compiten entre ellos en su precio y nada asegura su efectividad ecológica.


Las posturas reduccionistas también se aprovecharon de la buena intención de muchos ambientalistas que insistían en reconocer la contribución económica de la Naturaleza. Se recordaba, por ejemplo, que los aportes económicos de la agricultura dependían de proteger la fertilidad del suelo y la disponibilidad de agua. Pero en lugar de comprender esa interdependencia, se buscó generar nuevos mercados, privatizándose el agua o asignándose derechos de riego que podían ser comprados o vendidos.


A la par que aumentaba la burbuja financiera en Wall Street, desde donde se comercializaban sin controles los contratos financieros, conocidos como instrumentos derivados, se consolidaba la invasión de esos razonamientos en el campo ambiental. En 2002, en la Cumbre de Johannesburgo sobre desarrollo sostenible, se terminó legitimando las ideas de los bienes y servicios ambientales en el mercado. Los países latinoamericanos apoyaron esa perspectiva. Rápidamente proliferaron todo tipo de estudios de valoración económica, se crearon los mercados para comercializar permisos de contaminación, y se experimentaron instrumentos económicos verdes.


Es bajo ese contexto que explotó la crisis financiera en octubre de 2008. Hoy todos sabemos que esos instrumentos que trasladaban riesgos y deudas se desplomaron. Pero al mismo tiempo la propia capacidad de calcular el valor económico se resquebrajó. En este momento hay una gran volatilidad y desconcierto en saber cuánto valen las cosas. Por ejemplo, las acciones del gigante transnacional General Motors pasaron de casi US$ 40 hace un año atrás, a poco menos de cinco dólares en estos días. Frente a esta incertidumbre en las valuaciones del capital en sus expresiones tradicionales, es legítimo preguntarse qué puede esperarse de los intentos de ponerle un precio al capital natural.


En efecto, desde hace mucho tiempo se ha advertido sobre las enormes incertidumbres y la gran diversidad de resultados en la valoración económica. Esas voces quedaron enmudecidas detrás del coro de los defensores del mercado, pero la crisis actual obliga a tomarlas en serio.


La valuación económica convencional también se acopla con las metodologías clásicas de costo y beneficio, y por lo tanto la gestión ambiental queda atrapada en los objetivos de rentabilidad, que se imponen sobre las metas de conservación. De esta manera la “política” ambiental se reduce en una “gestión” ajustada a criterios de beneficio y utilidad en manos de los privados.


Esa corriente desembocó también en posturas fatalistas. Un ejemplo son las propuestas de Conservation International para la Amazonia que consideran inevitable la pérdida de los bosques tropicales, renunciando a un desarrollo armonioso y balanceado con el ambiente, y por lo tanto su única alternativa sería vender bienes y servicios ambientales en los mercados globales para obtener el financiamiento necesario para asegurar una red de áreas protegidas. Hay una tensión constante en este tipo de propuestas ya que dependían en colectar algunos excedentes en el mercado global, mutando la esencia de las medidas de conservación en instrumentos de mercado capaces de atraer esos inversores y asegurando una rentabilidad.


La crisis actual también ha dejado en entredicho todas estas posturas. Por un lado, el desplome del capital disponible y las restricciones al crédito que se vivirán en el futuro inmediato limitarán seriamente los fondos disponibles para los mercados ambientales paralelos. En otras palabras: las grandes empresas apenas tienen fondos disponibles, y por lo tanto no habría que hacerse muchas ilusiones en que lo dedicarán a la caridad social o el marketing verde. Pero por otro lado, este fenómeno también contribuye a poner en entredicho los fundamentos ideológicos que redujeron la Naturaleza a mercancías, y la política a una gestión ensimismada con lo económico.


Las nuevas circunstancias que se están generando a escala global deben ser aprovechadas para salir del reduccionismo del gerenciamiento y volver al campo de una política ambiental. Esto implica reconocer que la temática ambiental depende sobre todo de una construcción política, y en particular debe ser una política pública. Esto no implica anular la gestión, sino que se la debe volver a poner bajo un proceso de decisiones políticas. En otras palabras, el mercado debe estar bajo regulación social.


Alan Greenspan, el “oráculo” de Wall Street, mientras fue presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, rechazaba cualquier tipo de control, sosteniendo que los “riesgos en los mercados financieros, incluidos los mercados de los derivados, los están regulando las partes privadas”. En pleno apogeo de la crisis debió admitir que al menos estuvo "parcialmente" equivocado cuando apostó por la desregulación.


Por lo tanto es necesario implantar una regulación social que debe ser construida como una política. Bajo esta perspectiva, la política ambiental se asemejaría, por ejemplo, a lo que se espera en el terreno de la educación o la salud pública. No se puede generar una política ambiental dependiente de la rentabilidad de cada emprendimiento, sino que se la construye en atención a metas y compromisos sociales compartidos y que deben ser cumplidos independientemente de su costo. Esos objetivos no están en generar beneficios económicos sino en asegurar la calidad del entorno y la conservación de la biodiversidad.



Por lo tanto, la actual crisis debe ser entendida como una oportunidad para recuperar esta discusión y avanzar al fortalecimiento de esa dimensión política del debate ecológico en América Latina.


- Eduardo Gudynas es investigador en D3E (Desarrollo, Economía, Ecología, Equidad – América Latina), en Montevideo (Uruguay).